Martes, 11 de mayo de 2011. Jn 6, 35-40
¿Cuál es la Voluntad del Padre? En cuanto a Jesús, es que no pierda nada de lo que se le dio, que lo resucite en el último día, y Él cumple la Voluntad del Padre; pero en cuanto a nosotros, es que todo el que viera al Hijo y crea en Él tenga vida eterna, esa es la condición para que Cristo le resucite.
Al Señor le duele que muchos le vean pero no crean, por eso hace claridad en que Él no deja perder nada, y eso hemos visto durante la historia de la humanidad, ¿Qué persona se ha esforzado por la santidad y ha vivido desilusionada? ¡Ninguna! A veces nos cuesta creer porque constantemente se ve la traición de quienes nos rodean, pero con Jesús es diferente, Él no abandona, no desprecia a quien se quiere arrojar en sus brazos.
Entonces, ¿Cuál es nuestro problema? Pues que aunque vemos a Jesús nos da miedo creerle y abandonarnos en sus brazos, nos da miedo, porque confiamos demasiado en nosotros mismos, porque aún no le conocemos su bondad infinita, no porque no nos enseñe su amor, sino porque no hemos estado lo suficientemente dispuestos para recibirle, por eso, Él nos aclara: “al que venga a mí no lo echaré afuera”… ¡qué lindo nuestro Dios! Quiere que estemos seguros de Él, y que así viéndole creamos, para tener vida eterna.
Virgen María, que cada acción nuestra esté bajo tu mirada materna, te autorizamos que nos moldees, que formes nuestra voluntad y entendimiento, para hacer la Divina Voluntad, que a partir de la renuncia constante -motivada y ayudad por ti- a nuestro querer desordenado, podamos verdaderamente mirar a Dios y creerle, convencidos de que Él es la felicidad eterna. Totus Tuus.
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