Se oye el ruido del viento, pero no se sabe de dónde viene y a dónde va. El misionero debe ser discípulo, oír, escuchar a Dios, pero no sabe a dónde va. ¿Quiere decir que no se debe tener un proyecto de vida? Claro que no, lo que debemos hacer es tener como fundamento de nuestra vida la relación con Dios y a la hora de emprender una acción siempre “consultarle al Amado”, hacerlo confiado en Dios, y en consecuencia, se le dará al Señor la autonomía de cambiar o continuar lo que se está haciendo, por eso muchas veces hemos visto que nuestros planes no son sus planes y a veces se cambia lo que estamos haciendo.
El cristiano no se desespera ante las tribulaciones y dificultades de la vida, aprende a ver que todo sucede por el bien de los que aman a Dios y así no le niega nada a su Creador, que no les ha negado nada a sus hijos.
Virgen María, quiero nacer de ti para vivir como Cristo, que todos mis proyectos, sentimientos, pensamientos y acciones nazcan de ti, porque han sido fecundados por el Espíritu Santo, Espíritu del cual debemos de nacer. Amén. Totus Tuus.
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