Evangelio según San Juan 14,27-31.
Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡ No se inquieten ni teman !
Me han oído decir: 'Me voy y volveré a ustedes'. Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo.
Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.
Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este mundo: él nada puede hacer contra mí, pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado. Levántense, salgamos de aquí.
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Jesús nos deja la paz. ¿Pero cuál paz? ¿qué es la paz?
Según el Evangelio, hay una sola paz que se puede dar de dos formas diferentes: como la da el mundo y como la da Dios.
Paz como la da el mundo: por medio de una falsa expectativa de tranquilidad. La paz mundana se adquiere generalmente por la fuerza o por el dominio del más fuerte.
Paz como la da Jesús: aunque no haya tranquilidad externa se cuenta con la tranquilidad y la confianza interna. Se adquiere por medio de la gracia. Es un don de Dios que puede ser aceptado o rechazado. Es por eso que Jesús les dijo a sus apóstoles: "¡No se inquieten ni teman!".
La paz de Dios la podemos encontrar en los santos. Un santo, aunque esté aturdido por mil contrariedades exteriores o interiores, aunque sea perseguido o casado como una liebre, aunque sea maltratado y torturada, conserva en su corazón una tranquilidad y una confianza que sólo puede ser atribuida a Dios. Esa es la paz interior que le permite abandonarse en las manos de Nuestro Señor.
María es la Reina de la Paz, no sólo porque Dios la ha escogido como "pazoducto" sino porque Ella vivió la paz de Dios como ninguna otra criatura la ha vivido.
María, con solo mirarte encuentro paz.
Sólo pensar en ti produce en mi alma una dulzura inextinguible
que mana hacia mi corazón.
¿Cómo no reconocerte como Reina de la Paz
si Tú misma eres la Esposa del Espíritu Santo, dador de Paz?
¿Cómo no reconocerte como Reina de la Paz
si Tú misma llevaste en tu seno a la Paz Encarnada?
María, pureza en vuelo, Virgen de vírgenes
danos la gracia de ser humanos sin olvidarnos del Cielo.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
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