"No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí.
En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar.
Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes.
Ya conocen el camino del lugar adonde voy".
Tomás le dijo: "Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?".
Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí.
Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto".
Felipe le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta".
Jesús le respondió: "Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: 'Muéstranos al Padre'?
¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras.
Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.
Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre.
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Meditación:
No se inquiete vuestro corazón...
Oración:
Jesús... mi corazón siempre está inquieto. Busca, busca, busca y no encuentra más que decepción y decepción. Sólo en tu Divino Costado está la medicina para calmar mi corazón, pero ¿si lo sé porque no he bebido de esa medicina? Mi corazón necesita del tuyo, Jesús.
¿Por qué no me atrevo a amarte completamente? ¿Por qué no soy capaz de vivir sólo por ti? ¿A qué le temo? Soy un cobarde, Jesús...
Quisiera entrar en tu esa Preciosísima llaga de tu Costado traspasado, pero no puedo. Soy demasiado grande para pasar a tu Corazón y la herida es pequeña... Ya comprendí que soy orgulloso y soberbio, pero ¿cómo entrar?
Aplástame Señor con tus Divinas Plantas para que mi "grandeza" se vea reducida al polvo, y una vez pequeño pueda entrar en tu Corazón a través de la Llaga de amor.
Insértame, Jesús en el Corazón de María y desde allí podré vivir en el tuyo de una manera privilegiada. Si me concedes el poder amar a tu Madrecita, podré beber copiosamente de la fuente de tu amor.
Todo por mi Inmaculada, nada sin Ella.
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