Evangelio según San Juan 15,9-11.
Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.
Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.
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Jesús hizo con nosotros todo lo que el Padre ha hecho con Él. Si queremos llegar al Padre debemos hacer todo lo que hizo el Hijo.
"Permanezcan en mi amor": ¿cómo? cumpliendo los mandamientos. Los mandamientos no son una serie de preceptos fariséicos, sino un camino para vivir la caridad. La clave de la permanencia en Dios no es otra cosa que la caridad misma.
Dios conoce bien nuestros corazones y sabe bien cómo pensamos y cómo actuamos. Es por eso que en su pedagogía nos ha regalado los mandamientos para que tengamos ideas claves de cómo actuar.
La caridad tiene que doler, y doler mucho, porque sin cruz las cosas no son de Dios. Jesús siempre llega con su cruz.
Gracias por la cruz,
Gracias por la planta de tu pie divino,
que todo lo purifica cual uva en el lagar.
Gracias por tu sí definitivo a nosotros
y por podar las ramas para que se purifiquen.
Gracias porque nos quieres siendo vino eterno,
y no simplemente uvas mortales.
Gracias por la Inmaculada que guarda nuestros corazones,
no te guardaste nada para ti, Divino Corazón,
entregaste tu vida, tu amor, tu sangre, tu Madre,
el fruto de tus uvas machacadas, por amor a nosotros.
Nos regalaste a la Virgencita para que por medio de Ella,
nuestro amor hacia ti sea perfecto.
Todo por mi Inmaculada.
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