28 noviembre, 2010

Domingo 28 de noviembre de 2010.

Mt 24, 37-41

37 La venida del Hijo del Hombre recordará los tiempos de Noé. 38 Unos pocos días antes del diluvio, la gente seguía comiendo y bebiendo, y se casaban hombres y mujeres, hasta el día en que Noé entró en el arca. 39 No se dieron cuenta de nada hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos. Lo mismo sucederá con la venida del Hijo del Hombre: 40 de dos hombres que estén juntos en el campo, uno será tomado, y el otro no; 41 de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada, y la otra no.

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«Velad y orad para no caer en tentación» Siempre debemos estar prestos a las inspiraciones del Espíritu Santo. Dios está siempre inspirándonos su voluntad por medio del Santo Espírtitu que habla al alma de una manera espacial, muchas veces, poco audible para nosotros. Es necesario estar atentos y tratar de discernir los movimientos internos para conocer la voluntad de Dios.

Para escuchar a Dios no es necesario hacer silencio externo, porque “Dios no habla pasito”. Sin embargo el silencio externo es útil para promover un silencio interno. Cuando el interior del hombre está sosegado, entonces se está más atento a la voz de Dios.

María siempre tuvo un gran silencio interior y escuchó atentamente las inspiraciones del Señor en su corazón. María siempre obró conforme a la voluntad de dios porque su alma escuchaba en su interior a Dios que le hablaba constantemente.

La señal de alarma ha sido dada a todos. Los signos de los tiempos están al nuestro alcance. El Espíritu Santo nos habla constantemente… estemos, pues, atentos para poder actuar conforme a la voluntad de Dios.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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