22 noviembre, 2010

Lunes 22 de noviembre de 2010.

Evangelio según San Lucas 21,1-4.
Después, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo.
Vio también a una viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre,
y dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que nadie.
Porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir".

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No es lo mucho que se dé sino lo bien que se dé. Seguramente para aquella viuda del evangelio fue más difícil dar TODO lo que tenía que para aquellos hombres dar un poco de lo que les sobraba. Pero al fin de cuentas, ¿qué es más fácil? ¿ser rico y dar todo lo que se tiene o ser pobre y dar todo lo que se tiene?

El pobre está acostumbrado a la pobreza y fácilmente se puede desprender de lo que tiene, en cambio el rico está acostumbrado a la riqueza y no se desprenderá fácilmente de sus cosas. La pobreza nos hace libres incluso si somos ricos. En cambio la riqueza nos hace esclavos incluso si somos pobres. Esta es la diferencia entre el rico y el pobre (de corazón).

Jesús, José y María fueron pobres y por esa razón siempre fueron libres, aunque en algún momento de sus vidas fueron ricos al recibir las ofrendas de los Reyes Magos (la ofrenda de oro en el pesebre seguramente fue abundantísima), sin embargo aunque tuvieron grandes riquezas en sus manos nunca dejaron de ser pobres y supieron administrar adecuadamente esos bienes que recibieron teniendo caridad con los más necesitados.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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