02 noviembre, 2010

Martes, 02 de noviembre de 2010. Jn 14, 1-6

Definitivamente Juan es el águila, es súper elevado para mi, es súper teológico para mi ignorancia, por eso le pido al Santo Espíritu, que a mi y a los demás que están como yo, nos lleve a meditar y contemplar este misterio de amor para proyectarlo a nuestra vida particular.


Y como empieza el evangelio: “no perdáis la calma: creed en Dios y creed también en mí”…mi Señor, si no fuese por la fe, por tu presencia, por tu acción diaria en el hombre, no pudiésemos conservar nuestra esperanza, gracias porque eres muy evidente, porque estas vivo!


Llevamos a tu morada, a donde vas, que aunque nunca hemos ido, si podemos confiar como niños en tus brazos que nos llevas a la verdadera vida, porque Tú que eres el Camino, eres el amigo fiel, el que nos rescató, el que nos redimió, ¿Cómo nos llevarías a algo malo? ¡Imposible! Quieres lo mejor para nosotros, quieres que seamos Tu mismo, entonces… ¿Por qué nos preocupamos? ¿Por qué nos inquietan tantas cosas? ¡Solo una es importante: tenerte a ti!


Virgencita, ayúdanos a desear estar siempre en la divina Voluntad, estar viviendo por, con, para, y en Jesús, pues si le tenemos, tendremos y habitaremos en el cielo mismo, la mayor felicidad y riqueza humana.

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