20 noviembre, 2010

Sábado, 20 de noviembre de 2010. Lc 20, 27-40

Los saduceos plantean nuevamente una mala interpretación de las Sagradas Escrituras, proponen una utopía, algo que difícilmente se realizara, sin embargo el Señor les responde extraordinariamente “los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán”.

¿Cómo seria nuestra actitud si comprendiéramos que la vida terrena es transitoria? ¿Si buscáramos alcanzar la vida eterna? ¿Si pensáramos en clave de eternidad? ¡Que diferente sería! Seguramente buscaríamos amar, y todo lo que tenemos lo consideraríamos como lo que es: un medio para ser santos!

Santísima Madre Inmaculada, eres la Virgen hermosa, fiel a Dios y a los Hombres, ayúdanos a disipar las tinieblas de nuestro espíritu, ayúdanos a preguntar a Jesús con sincero corazón, que todo lo que aprendamos, que todas las dudas que nos surjan tengan como finalidad en su respuesta, acercarnos al Amor, vivir dentro de Cristo Rey.

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