29 noviembre, 2010

La Fe Admirable


“No he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe” El Señor ve la fe de este soldado (centurión) que aunque no es Israelita confía plenamente en Él. Esto se convierte a la vez en una fuerte exhortación para los mismos Israelitas que no tenían tanta fe, que incluso siendo
Él, el mismo Dios no quisieron recibir su mensajes, sus palabras. Es increíble la fe tan grande del soldado, es un ejemplo para nosotros, pues muchas veces decimos creer en Dios pero no le creemos a Él. Creemos que es un Dios lejano cuando Él se encuentra a nuestro lado y nos invita a recibir su amor.

El Señor quedó admirado dice la palabra de Dios, que bendita fe que incluso permite la admiración del mismo Dios, que bendita fe que arranca de Dios las gracias necesarias y especiales que nos permiten acercarnos más a Él.

Señor yo no soy digno de que entres en mi casa pero una sola palabra basta y se sanará, esta es la fe que el Señor nos pide en nuestros corazones pues implica renunciar a nuestra desconfianza y depositarnos en Él completamente.

Oh virgen inmaculada tu que tienes una fe viva enséñanos a amar completamente, enséñanos a entregarnos con confianza y fe al Señor, tú madre querida permite que nuestro corazón se llene de ti.

¡A ti madre querida, enséñanos a amar!
¡Ad Maiorem Dei Gloriam per María!

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