23 noviembre, 2010

EL Templo de Dios


“Esto que contemplan llegará un tiempo que no quede piedra sobre piedra: todo será destruido” El Señor exhorta a los que lo escuchaban a entender que llegará un momento en que las hermosuras del templo y las piedras que en ese momento eran ponderadas llegaría el instante que no quedaría nada pues Jerusalén había visto al Mesías y no lo había reconocido. El mismo Dios había venido a recoger y arropar a Jerusalén como la gallina hace con sus polluelos pero no se dejó pues lo que hizo fue rechazar la venida de Cristo, y su entrega no fue reconocida en ese momento.

El Señor también habla de una realidad escatológica de los tiempos finales, cuando se deba reconocer los tiempos próximos a su venida, él de antemano nos enseña que nadie sabe el día ni la hora pero que así como se sabe cuando un fruto está maduro y va a caer del árbol así mismo se sabrá cuando esté maduro el fruto de su venida, es decir la segunda venida del Señor.

Oh Santísima Virgen María tú que siempre reconociste los signos de los tiempos y tu obediencia te llevó a entregarte del todo al servicio de Dios, enséñame a amar y entregarme por los demás. Santa virgen Madre guárdame como el niño de tus ojos y no me dejes solo.

¡A ti madre querida, enséñanos a amar!
¡Ad Maiorem Dei Gloriam per María!

No hay comentarios:

Search