El Señor hace toda una defensa del perdón, afirma que no debemos perdonar hasta siete veces sino hasta setenta veces siete, es decir, perdonar siempre… antes que refutaran sus apóstoles y los judíos que vivían con la ley del talión, propone la parábola del rey que quiso ajustar cuentas con sus empleados, haciendo una analogía de Reino de los Cielos.
¿Quién tiene que pedir misericordia? Todos somos pecadores, diariamente ofendemos al Señor ¿Por qué nos acostumbramos? ¿Por qué no examinamos diariamente nuestra conciencia? A veces nos comparamos con los que viven en pecado mortal y nos vemos muy justificados, pero aunque no crucifiquemos a Dios, si lo flagelamos, lo coronamos de espinas, no le amamos como corresponde a tanto amor dado a nosotros.
¿Qué tenemos para pagar? Nada, lo único que nos pertenece es nuestra miseria, por eso María, nuestra dueña y Señora, te imploro pidas misericordia a tus hijos, danos la gracia de tener dolor por nuestros pecados, de examinar nuestra conciencia para nunca cansarnos ni considerarnos necesitados del perdón y Amor Divino.
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