17 agosto, 2010
"Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?" el Evangelio de hoy nos presenta una vez más, lo desapagado que tenemos que estar de las cosas terrenas, pero me impresionan tres palabras que me llevan a meditar y a exigirme como estoy viviendo el evangelio. Pedro le dice a Jesús que lo han dejado "todo" esta palbra la podemos aplicar para aquel que esta en este mundo viviendo para el cielo y no le preocupa en nada los vienes de la tierra, porque su corazón está con el de Cristo, pero más especificamente podemos aplicarlo a el sacerdote que lo deja todo por Dios para servir a las almas, y también los religiosos y religiosas que consagran su vida al Señor.
Pero la verdad es que todos estamos llamados a dejarlo todo por amor a Cristo, el Señor nos llama a renunciar a todo, hasta lo que más nos duele que es a nosotros mísmos, como el Apostol Pablo que se olvido de sí mísmo y entrego hasta su vida por Cristo.
Una vez que lo hallamos dejado todo no habrán obstaculos para seguir al Señor y es esto lo que le hace meritos a los Apostoles para ganar la vida eterna, que es la pregunta que a Pedro le interesa, sonaria raro como la paga por hacer sacrifiocio por amor a Dios, pero en realidad no es sacrificio en realidad lo que se hace por hacer feliz a Dios y por estar con la Reina del Cielo la Virgen María, que tiene un puesto particular en el cielo por ser la madre de Dios.
Madre santa ruega por nosotros para alcanzar de Dios la gracia de renunciar a nosotros mísmos para vivir según los designios de Dios.
San Antonio prega per me.
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