La transfiguración del Señor es una fecha muy especial, es el momento en el cual es señor se les revela a sus discípulos (Pedro, Juan y Santiago) los cuales están con Él y se sienten admirados de tan gran esplendor pues dice la palabra de Dios que el rostro de Jesús tomo un aspecto resplandeciente y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve, es el momento de identidad con el que Es. Jesús nos muestra su divinidad, la muestra a sus discípulos los cuales van a entender esto perfectamente luego de la venida del Paracleto.
Nos viene a la mente una pregunta ¿Cómo podremos transfigurarnos nosotros con Cristo? Y la respuesta se encuentra nada más y nada menos que en la oración que nos configura con la persona de Cristo, en la intimidad con el amado el cual espera allí en el sagrario para que lo amemos y nos dirijamos a Él con caridad, esperanza y fe. ¡Oh Señor que Secreto se encuentra a tus pies que los que llegan allí cambian y salen transfigurados; cambian sus rostros, cambian sus corazones!
Es un hecho real que debemos entender y acercarnos a Él que es la segunda persona de la santísima Trinidad para que cambie nuestra actitud que se queda en el deseo para que se convierta en el acto de servirle hasta el heroísmo.
La transfiguración de nuestro Señor Jesucristo, para muchos quizá es una simple narración de un hecho el cual debe pasar "disque" por todo el análisis exegético, sin embargo este análisis se distorsiona en la medida en que se llaga a la misma negación de los hechos históricos como tales
"El episodio de la Transfiguración, como se lee en los Evangelios, refleja ciertamente la fe posterior de la Iglesia, pero se basa en un hecho ocurrido realmente. «El relato hace pensar un acontecimiento verdaderamente sucedido en Jesús, más que en una visión subjetiva de los tres discípulos o de uno de ellos» (H. Schurmann). Negar a la Transfiguración la relevancia histórica y el carácter sobrenatural y objetivo atestiguado por los Evangelios significaría considerar imposible en la vida de Cristo lo que se observa frecuentemente en la vida de los santos, por ejemplo, en la de San Serafín de Sarov, quien un día se transfiguró, literalmente, en presencia de su discípulo Motovilov" P. Cantalamessa
Oh Virgen Santa enséñanos a descubrir la transfiguración de tu hijo Jesús, acompáñanos a la oración con Cristo para que seas tú la que traduzca nuestras oraciones.
¡A ti madre querida, enséñanos a amar!
"Ad Maiorem Dei Gloriam per Mariam"
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