Tanto a las doncellas necias como las sensatas les llegó el sueño, durmieron, pero ante la preparación de las lámparas solo estaban listas las que habían llevado el aceite, las demás se quedaron por fuera al salir a comprarlo.
Nosotros Señor, reconocemos que la salvación y la preparación para tu encuentro dependen de tu gracia pero también de nuestra respuesta particular, porque nadie llevará por mí el aceite de la virtud para sostener la llama de la gracia, no podemos decidir en qué momentos amar y en cuáles no hacerlo, en qué momentos cargar con el aceite y en cuáles no, pues no sabemos cuando llegarás Jesús y no debemos desaprovechar para ejercer la caridad, que ha sido movida por el encuentro contigo.
Mamita María, eres la sierva fiel, particípanos de tu fidelidad a Dios, de tu constante mortificación, de tu perseverancia, para poder vivir en la eternidad con el Señor. Amén
Santa Mónica, Ruega por nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario