23 agosto, 2010

La Rectitud de Intención


Oh Jesús, mi buen Jesús las palabras que hoy se dejan ver en el evangelio muestran la triste actitud de los fariseos y escribas que a pesar de ser los más instruidos y seguidores de la ley, están en deuda con el mismo Dios pues sus obras se hallan libre de rectitud de intención, sus obras se hallan guiadas por la ceguera de sus pensamientos y no logran ver la Verdad. ¡Oh buen Jesús en qué momento hemos sido como estos escribas y fariseos!

Cuantas veces nuestros actos se desvían y pierden toda rectitud de intención y se quedan en la triste espera de justicia, pues no merecen más que castigo. Oh maldita soberbia que nos acarrea perdidas del amor de Dios, lo ofende y aunque se piense que se hace bien lo que se hace se hace mal “Podríamos compararnos con los ciegos que guían a otros ciegos”

El remedio más grande y perfecto es buscar la humildad rectificado la intención de nuestros actos, buscar rectificar cada obra que se hace. Buscando siempre la mayor gloria de Dios, buscando siempre el mayor honor a Dios y siempre buscando agradarlo a Él.

Oh virgen inmaculada tu que conoces más de esta virtud en un grado heroico, muéstranos de que forma la podemos adquirir, haznos participar de esta virtud.

¡A ti madre querida, enséñanos a amar!
“Ad Maiorem Dei Gloriam per Mariam”

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