14 agosto, 2010

Sábado 14 de agosto de 2010. Mt 19, 13-15

¿Cómo sería la ternura de Jesús por los niños? Me imagino a Jesús abrazándolos y acariciándolos con toda ternura. Me imagino también una escena bien especial:

Del Evangelio según Osnem:

Entonces trajeron a Jesús algunos niños para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos los recibían muy mal porque tenían miedo de que los niños importunaran a Jesús, entonces ellos reprendían a sus padres y despedían a los niños.

Jesús les dijo: Dejen a esos niños y no les impidan que vengan a mí. Pequeñito ¡ven! ¿Cómo te llamas?jesus-y-ninos-jpgdfdf1[1]

Marcos,— respondió el niño.

Pues bien, ¿tú sabes que en cielo está Dios, el que te creó y te ama con todo el corazón? —Preguntó Jesús.

Claro que sí,—respondió con una voz muy suave, como cuando alguien cuenta un secreto—; mi madre me habla siempre de él y dice que es un señor con barbas blancas y muy largas, a mí me gustaría conocerlo. El otro día, cuando todos estaban dormidos en mi casa yo me levanté calladito y me puse a hablar con él, porque mi mamá dice que le podemos hablar siempre, y yo sentí que me escuchó.

Jesús, conmocionado por la ternura del pequeño Marcos se conmovió profundamente y lo abrazó con todas sus fuerzas y mientras imponías sus manos sobre él pensó: «si todos fueran como ellos, tiernos, humildes y sinceros… qué diferente sería todo».

En ese mismo instante mientras Jesús tomaba en sus brazos a Marcos notó que estaba rodeado de un enjambre de pequeñitos que le tendían sus manos para que los bendijera. El corazón de Jesús se conmovió nuevamente de ternura y a comenzó a abrazarlos con especial afecto y devoción.

Al cabo de un instante, Jesús comenzó a hablar, mientras todos los pequeñitos lo escuchaban con una sorprendente atención:

—¿Ven a esa Señora que está allí?— preguntó Jesús.

—¡Sí, es una señora muy bonita!— dijo uno de ellos mientras sus ojos se posaban en María.

Pues esa Señora tan bonita es mi mamá, y yo la quiero muchísimo —replicó Jesús con una voz muy tierna—. Si alguno de ustedes quiere llegar fácilmente donde papá Dios debe acercársele, porque ella tiene la llave para llegar al cielo y sabe dónde está la puerta.

—¿Y ella conoce a Dios? ¿ lo ha visto?— preguntaron varios de ellos impactados por la noticia.

Sí, ¡ella misma es la mamá de Dios! —dijo Jesús con una hermosa sonrisa en su rostro—, ¡vayan, vayan y pregúntenle! Van a ver cómo les va a mostrar a Dios.

De repente, todos los niños, como si fueran una sola persona, salieron corriendo donde la hermosa señor y la atacaron por todos los flancos con sus inocentes preguntas. Unos le halaban el manto, otros acariciaban sus manos, todos le hacían preguntas de mil tipos y algunos estaban simplemente extasiados con su hermosura y no podía dejar de mirarla a sus tiernos ojos.

María, conmocionada por la escena los abrazaba y trataba de responder a sus múltiples cuestiones. Al cabo de un instante todos los niños estaban escuchando a María atentamente.

Jesús se puso en pie y dijo con fuerte voz: Dejen a esos niños y no les impidan que vengan a mí, porque de los que son como ellos es el Reino de los cielos.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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