Tres siervos tenía aquel hombre de negocios. Al primero le da 5 talentos de oro, al segundo 2 y al tercero uno. Los dos primeros se esforzaron y ganaron la misma suma que se les otorgó, mientras que el tercero tuvo miedo y enterró lo que se le había dado. ¿Acaso obró mal el tercer siervo? En realidad lo que hizo pudo haber tenido dos razones:
Primero: haber tenido miedo de invertir y perder la inversión.
Segundo: haber tenido pereza de trabajar lo que no era suyo.
La parábola es un poco confusa porque no nos indica cuál de estas dos posturas tenía el tercer siervo, pero podemos suponer que fue la segunda, porque de lo contrario el patrón no habría sido tan duro con él. No fue fiel en lo poco, no quiso fatigarse por el patrón, no se interesó por cump.lir lo mandado. Por esta razón se le quitó lo que tenía y fue expulsado.
¿Por qué se le dio más al que más tenía? Porque fue fiel, porque trabajó sólo por el interés de su patrón, porque se desprendió de más riquezas. No sólo obtuvo 5 talentos (que se podía robar) para trabajarlos, sino que ganó otros cinco (de los cuales podía haber reportado dos o tres) para entregarlos a su patrón.
Al que fue más fiel se le dará más al que no fue fiel se le quitará todo.
María recibió muchísimos más talentos y no sólo los guardó con celo ardiente, sino que los multiplicó inmensamente y todo ese valor agregado fue única y exclusivamente para Dios. María ganaba por miles los talentos y todos se los daba al Señor.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella,
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