05 diciembre, 2010

Domingo 5 de diciembre de 2010.

Evangelio según San Mateo 9,35-38.10,1.6-8.
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias.
Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos.
Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha."
Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia.
Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.
Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.
Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.

___

El anuncio del Reino de los Cielo exige violencia. Violencia propia, violencia al mundo, violencia a las pasiones y comodidades. ¿Qué es más fácil, anunciar o no anunciar? Es más fácil y cómodo quedarse en la casa tranquilo tomando limonada que salir a las calles a expulsar demonios, resucitar muertos y curar enfermos. Quizás no tengamos los dones para que los muertos se levanten de sus ataúdes pero sí podemos resucitar a los muertos por el pecado. Quizás no podemos curar a los leprosos, pero sí podemos cuidarlos y sanar la lepra de su corazón. Quizás no podamos levantar la mano y hacer que salgan los demonios de las personas, pero sí podemos advertirles acerca del enemigo y orar a Dios para que los cure.

Al final de cuentas, no es lo mucho que se haga sino lo bien que se hagan las pocas cosas que podemos hacer, tal como lo hizo María.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

No hay comentarios:

Search