27 diciembre, 2010

El Discipulo Amado


El evangelio de hoy nos muestra una de las escenas donde el discípulo, Juan llega al sepulcro para ver lo que les habían dicho “No está el maestro en el sepulcro” es el misterio místico de la resurrección de nuestro Señor Jesús, es allí donde se empieza a mostrar su gloria pues su cuerpo no se encuentra allí pues ha resucitado, y ha sido una resurrección verdadera, no como no la quieren mostrar donde Jesús resucita espiritualmente en los corazones de los apóstoles y cerrando las posibilidades al milagro de su resurrección en cuerpo.

Es hermoso e increíble que este discípulo se haya ganado tanto el aprecio de Jesús, pues Jesús lo quería bastante, de tal forma que lo llama el “discípulo amado”, hermoso pues este mismo discípulo es el que queda a cargo de María, a cargo de cuidarla, Jesús le confía el Diamante más grande que es su Madre.

Juan, un discípulo muy cercano a Jesús, que estuvo en los momentos particulares de manifestación divina (Monte Tabor, Getsemaní…) es a la vez el modelo de seguimiento de Jesús incluso desde la juventud.

Oh Virgen Inmaculada enséñame a ser un discípulo que ame a Jesús y se deje amar por Él, para luego dar este amor al mundo entero.

¡A ti madre querida, enséñanos a amar!
¡Ad Maiorem Dei Gloriam per Maríam!

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