29 diciembre, 2010

Miércoles, 29 de diciembre de 2010. Lc 2, 22-35

¡En Simeón estaba la presencia del Espíritu Santo! Era movido por el Santo Espíritu cuando recibió el oráculo de que vería al Mesías, cuando fue al templo, cuando identificó a Jesús entre todos los niños que estaban siendo presentados, tenia el Espíritu cuando habló a María y le dijo la profecía.

Definitivamente Simeón, aunque era un laico, vivía en la presencia de Dios, en unión con el Señor, vivía siendo dócil a las mociones del Espíritu ¿Cuántas veces hemos rechazado las inspiraciones de piedad que Dios nos ha dado?

Virgen María y querido San José, así como Simeón recibió a Jesús de los brazos de ustedes, yo quiero siempre y en el momento de mi muerte recibir a Jesús de sus brazos, que sean ustedes quienes entreguen mi alma a Él, que viva y muera en gracia, que mis ojos, mi ser vea su presencia para guardar el santo temor de ofenderle. Amén

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