26 diciembre, 2010

EL VERBO QUE ACAMPÓ ENTRE NOSOTROS!


En el principio era la palabra (el verbo) el que se hizo carne y acampó entre nosotros, es decir Jesús por quien todo fue hecho, es decir, a través de la palabra (Jesús) todo fue creado por el Padre, pues en la palabra hay vida y vida en abundancia, una vida que ilumina a todos los hombres y les revela el misterio de la gracia y verdad pues, Moisés trajo la ley pero Jesús la hace plena en espíritu y verdad.

Juan explica teológicamente como entender la eternidad del hijo de Dios, pues Jesús existe desde siempre pues es el verbo, la Palabra que se hace carne para acampar en nosotros. Jesús viene a dar vida pues a causa del pecado nuestras almas permanecían muertas. Por eso esta Palabra ilumina a todos los hombres que la reciben y les da el poder de ser hijos de Dios, es decir Jesús nos trae la filiación divina y nos anima a plenificarnos con Dios a través de la gracia.

Hay testigos de esto, que incluso lo atestiguaron con su vida, por un lado el Bautista que era el precursor, es decir el que debía venir a allanar los caminos de Dios y por otro el mismo Juan que experimentó viviendo al lado del Verbo encarnado.

Oh virgen inmaculada si pensamos en el privilegio de Juan como apóstol que decir de ti como Madre, Discípula y Misionera del Verbo encarnado, enséñame a amarlo como tú lo amas.

¡A ti madre querida, enséñanos a amar!
¡Ad Maiorem Dei Gloriam per María!

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