25 diciembre, 2010

Sábado, 25 de diciembre de 2010. Jn 1, 1-18

“Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe”

Juan era prueba, testimonio, demostración de la Luz, de Jesús y… ¿nosotros somos testimonio de Él? Juan precedía a Cristo y cuando alguien nos conoce, también somos percusores del Señor, tenemos la responsabilidad y el honor de presentarlo, pero para darlo a conocer debemos mirar, hablar, pensar, sentir como Él.

Mamita María si el llamado divino ha sido a amarle, a conocerle, a anunciarle, entonces me sumerjo en ti, para que Él nazca en mi, para que siga viviendo, para que lo refleje, para que me moldee en ti a su imagen y semejanza, y no sea obstáculo para que muchos le conozcan, sino mas bien sea el puente para accederle, para poseerle eternamente.

¡Ven Señor Jesús! Venga tu reino, venga el triunfo del inmaculado corazón de María.

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