22 julio, 2011

¿A quien buscan?

Cada día el Señor se nos muestra mas y mas tierno con sus criaturas, que hermoso es ver a Jesús como un hermano, como un amigo y no como ese Dios de caricatura lejano, típico que aburre y que no comprende ni ama a sus hijos.
en algunas revelaciones privadas de la virtuosa maría valtorta, nos describen primero a una maría magdalena sucia por el pecado que se encuentra con el buen Jesús, sus miradas se chocan y dice valtorta que allí encuentra maría al verdadero amor, a ese amor que purifica, que sana y que llena, y en otro momento, el segundo, esta misma mística nos muestra a una maría magdalena, llena del amor de Dios, transformada, que cae al piso llorando y mira a su maestro al cual amaba (se atreve a decir valtorta) con una profundidad inigualable, dice que después de la santísima Virgen María, la magdalena fue la que mas amo a nuestro señor, bueno, en este momento nuevo, que nos enseña la mística vemos a maría magdalena que mirando al Señor le suplica mas amor, pero Él con el amor de un padre le responde -No maría, si te doy mas amor morirás, porque ya estas al culmen del amor humano-, maría magdalena estaba al culmen del amor humano y este mismo amor fue el que la llevo a llorar a su Señor en aquel sepulcro.
hay un momento especial, cundo el Señor le pregunta "mujer ¿porque lloras? ¿a quien buscas?" me imagino que la respuesta a de ser muy obvia ¡lloraba en un sepulcro, en el sepulcro de Jesús! pero Él le pregunta ¿a quien buscas? y en la magdalena a toda la humanidad ¿a quien buscan? en el mundo, en satisfacciones meramente humanas?; después nuestro Jesús mirándola (me imagino que con ternura al ver esas lagrimas llenas de verdadero amor, que corrían por sus mejillas) le dice "maría" tal ves queriendo expresarle "mírame aquí estoy no me he ido, ni me iré jamas, no llores mas aquí estoy" y en ella a toda la humanidad, estas palabras tan breves, tan sencillas, pueden ser las palabras que transformen la vida de cualquier cristiano, si las oye con el Espíritu del evangelio.
el buen Jesús hablaba con la sencillez de su madre la santísima Virgen María, y a través de su corazón inmaculado se acerco al hombre y lo transformo, y es en el corazón de María donde hallaremos la respuesta de Jesús.
Mater mea, fiducia mea.

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