“Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida” este hombre del evangelio solo pensaba en sí mismo, actuaba con egoísmo, y así el problema no era la riqueza, ni la abundancia sino el centrarse y sumergirse en los bienes terrenos, sin pensar en ser rico a los ojos de Dios.
Somos administradores de la riqueza por eso el Señor nos sugiere ser cuidadosos, pues no va a venir a imponer o acabar con ciertas actitudes, solo debemos constantemente pensar: ¿Cómo actuaría Jesús? ¿Qué haría María?
María, mamá, se nuestra seguridad como niños pequeñitos, para ir a Jesús, para morir en la riqueza de las virtudes y en abundancia de Amor, para que nuestra oración no se centre en la vanidad de vanidades sino en la Divina Voluntad.
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