¡Dios no se deja ganar en generosidad! Muchas veces lo hemos predicado, y hoy lo seguimos confirmando, Él es Dios de amor y misericordia, valora cada esfuerzo y acto de fe que hacemos, pues como se compadeció de la multitud, continua compadeciéndose de esta humanidad agobiada y doliente a causa del pecado.
Recordemos que lo que conmovió el Sagrado Corazón fue ver el sacrificio de seguirlo caminando hacia el desierto, dejando la ciudad, y si queremos que Dios nos socorra, debemos buscarlo en la soledad, en la intimidad, incluso en la aridez, donde se muere a la voluntad, porque cuando se esta con Él debe haber abandono, y a ejemplo de la multitud, ni siquiera tomar la iniciativa de querer ir a buscar pan, ni posada, porque cada momento es único, y quien es Pan de Vida eterna, nos dará el pan de cada día.
Mamita María, aquella multitud dio ejemplo a los apóstoles, muchos fieles también me dan ejemplo a mi, que he tenido el privilegio de presenciar tantas maravillas de Dios, compárteme tu celo por las almas que es el mismo celo de Jesús, para que siendo fiel sea distribuidora del Amor.
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