"Y mandó decapitar a Juan en la cárcel" El santo evangelio de hoy nos trae una triste realidad, el pecado del rey Herodes, el cual instigado por la macabra mentalidad de Herodías, la esposa de su hermano. La luz siempre es motivo de rabia para la oscuridad, por algo cuando hay oscuridad y de repente se enciende la luz crea un síntoma de encandilar, de la misma manera el bien  y al virtud encandilan el mal y el vicio creando siempre envidias. 
El pecado de Herodes es grave, pues pasa por encima de la maldad de sus pasiones llegando al respeto humano pues su palabra no debía valer por encima del bien que debía hacer, Él sabía que Juan era un buen hombre, que era un profeta y sin embargo fue mayor su maldad. 
En la historia de la salvación siempre nos encontramos con estas actitudes en el hombre, somos unos hijos que viendo el bien de Dios y caemos y lo crucificamos.
Por otro lado la actitud de Juan Bautista es increíble pues por encima de su vida, es la voz que clama en el desierto y dice lo que está mal, lo que es pecado, de esta manera debemos ser unos Juanes que no le temamos al mundo para decir que está mal que el Señor nos de la prudencia pero a la vez el atrevimiento de proclamar su palabra.
Santísima Virgen María enséñanos a entender el verdadero sentido de la virtud, el verdadero camino de llegar a Jesús, por encima incluso de nuestros caprichos y opiniones, ayudanos a encontrar la verdad y a proclamarla como Juan.    
¡A ti madre querida, enséñanos a amar! 
"Ad Maiorem Dei Gloriam per Mariam"
Pobre Jesús, cómo sufriría en su corazón al ver los desprecios de las almas… Pobre María, cómo sufriría en su alma traspasado por el desprecio a su hijo… Sin embargo, Jesús predica, aun sabiendo que sería despreciado porque ¿puede el corazón de Jesús dejar de amar? 
El campo del que habla el evangelio es nuestra vida, y es necesario comprarla a precio de CARIDAD para que el tesoro que ella contiene (el cielo) sea nuestro. Pero también podemos decir, sin temor a equivocarnos, que ese campo es María. Quién se hace con el campo, inmediatamente se hace con el tesoro que lleva en sí. Quién se acerca a María se acerca a Jesús. Quién mira a María mira a Jesús. Quién imita a María imita a Jesús, porque si algo no es digno de ella tampoco es digno de Jesús.  
¿Cómo dudar de las enseñanzas de la Iglesia a cerca del juicio y de la condenación eterna? Qué importante es «tener oídos para entender». María es la receptora por excelencia, siempre está atenta a las palabras de Jesús. Siempre tiene en su corazón el anhelo de servir al Señor. Toda su vida gira en torno a Dios. María sí tiene oídos para oír y entender.  
Pero, ¿El Reino de los cielos es como el grano de mostaza? ¿o como el hombre que lo sembró? ¿o como el campo en el que se sembró? ¿El Reino de los cielos es como la levadura, como la mujer o como la harina?