27 julio, 2010

Martes 27 de julio de 2010. Mt 13, 36

¿Cómo dudar de las enseñanzas de la Iglesia a cerca del juicio y de la condenación eterna? Qué importante es «tener oídos para entender». María es la receptora por excelencia, siempre está atenta a las palabras de Jesús. Siempre tiene en su corazón el anhelo de servir al Señor. Toda su vida gira en torno a Dios. María sí tiene oídos para oír y entender.

Estas palabras de Jesús no son para asustar a nadie sino, antes bien, para llenar de gozo y de esperanza a todos. Claro está que alguien que no siga a la Inmaculada y la imite tendrá que estar asustado por tales realidades, pero quien la ama y trata de imitarla no tiene nada qué temer.

Gracia Señor por permitir que la Inmaculada guíe nuestras vidas. Ella, nuestro modelo, nos enseña que por grandes que sean las zarzas y la cizaña de este mundo, tú siempre sales vcitorioso. Señor, arranca de mi corazón toda la cizaña que me aleja de tu Madre para que en él crezca y germine María.

Dijo Jesús a Sor Faustina Kowalska:

. “Te envío – dijo – a toda la humanidad con Mi misericordia. No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla a Mi Corazón Misericordioso (Diario, 1588). Tú eres la secretaria de Mi misericordia; te he escogido para este cargo, en ésta y en la vida futura (Diario, 1605), (……) para que des a conocer a las almas la gran misericordia que tengo con ellas, y que las invites a confiar en el abismo de Mi misericordia” (Diario, 1567).

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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