07 julio, 2010

Martes 6 julio 2010 Mt 9, 32-38 AA

El Señor en el evangelio de hoy llama al ruego al dueño de la mies, es decir el Padre celestial dueño de todas las cosas del cielo y tierra, para que envíe más obreros a su viña pues la mies es abundante y pocos los trabajadores, los viñadores. Este es el mundo, el paganismo que representa la necesidad de Dios en el mundo.

"Rogad pues al dueño de la mies que mande mas trabajadores a su mies" es la suplica que nos pide el propio Cristo, el Señor sabe de la necesidad y sin embargo dice que la solución está en la oración, en la oración de nosotros al Padre celestial pidiéndole que nos mande más trabajadores a la mies.

Estamos en un mundo donde es necesaria la evangelización y evangelización rápida y entregada, rápida y fervorosa, pues hay muchos que se están perdiendo, pues viven un mundo sin Dios, su vida no se basa en Cristo, por lo tanto su vida se derrumba.

El Señor tiene lo necesario para cada persona, lo que es fundamental para cada uno, lo que salva nuestra alma, pues Él nos da su propio cuerpo para que nuestra alma no muera de hambre. Él nos da su sangre para que no muramos de sed. Es la Eucaristía el cuerpo y sangre de Cristo que se entrega como cordero al matadero por la redención de la humanidad.

Oh bendita Santa Madre Santísima Virgen María, danos la gracia de trabajar en la mies del Señor, de poder ir a entregar nuestra vida en la mies, pues es mucha la mies y pocos los trabajadores, permite que entreguemos todo lo que tenemos (actitudes y aptitudes) por la conversión de las almas.

¡A ti madre querida, enséñanos a amar!

"Ad Maiorem Dei Gloriam per Mariam"

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