08 julio, 2010

JUEVES 8 JULIO 2010 Mt 10, 7-15 AA

"Id y proclamad el reino de los cielos está cerca" El Señor nos envía a evangelizar al mundo entero, nos envía a llevar la buena nueva de la esperanza, es el mismo Señor el que nos envía, nos envía porque la mies es abundante y los obreros son pocos.

Si es Él el que nos envía porque nos da miedo, porque muchas veces pensamos que Él no va a hacer la obra, quizás nos falta más confianza en Él. El Señor nos manda a ayudar a las almas, a los apóstoles los envía a sanar a limpiar leprosos, a resucitar muertos a curar enfermedades y esto cae a nosotros también pues las palabras del Señor nunca pasarán y se hacen vida cada día. Por esto la pregunta es ¿Dónde está nuestra fe? ¿Será que en verdad creemos que el Señor puede utilizarnos como instrumentos para sanar corazones, para resucitar muertos, para curar enfermedades, para liberar endemoniados? Debemos recordar que estos dones no son recibidos por lo que somos sino a pesar de lo que somos. A pesar de nuestra debilidad y nuestra fragilidad el Señor hace la obra.

El mundo atraviesa un momento de crisis de fe, la gente no cree en la realidad y actualidad de la palabra de Dios, muchos creen que las sanaciones prometidas por Cristo son meros simbolismos o metáforas, pero entonces me pregunto ¿Qué pasa con los santos? Ellos han tenido fe para mover y remover de Dios estas gracias que caen del cielo y traen toda clase de dones carismáticos. Oh Señor enséñanos tu poder, danos tu fe. Gracias Señor porque en este día nos regalas dones espirituales para ponerlos al servicio tuyo. Oh María madre querida enséñanos a administrar lo que Dios nos da y regala.

El Señor nos manda como misioneros, misioneros con fuego, con ardor para traspasar los corazones duros de las personas que tanto lo necesitan, nos manda a confiar en la divina providencia, a entregarnos a su amor y su protección paternal.

¡A ti madre querida, enséñanos a amar!

"Ad Maiorem Dei Gloriam per Mariam"

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