17 enero, 2011

Lunes 17 de enero de 2010.

Evangelio según San Marcos 2,18-22.
Un día en que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, fueron a decirle a Jesús: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacen los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos?".
Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden ayunar cuando el esposo está con ellos? Es natural que no ayunen, mientras tienen consigo al esposo.
Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido viejo y la rotura se hace más grande.
Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres, y ya no servirán más ni el vino ni los odres. ¡A vino nuevo, odres nuevos!".

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¡A vino nuevo, odres nuevos!", dijo Jesús, pero ¿en qué otro pasaje de las Escrituras se nos habla de vino nuevo? En las Bodas de Caná, cuando María intercedió para convertir el agua en vino. Entonces, por medio de María llega el vino nuevo al mundo. Este vino nuevo requiere de odres nuevos, es decir, una nueva era, donde Cristo es el centro de todo y las antiguas concepciones quedan superadas por el mensaje de Nuestro Señor.

Vino nuevo significa conversión, entrega, sacrificio, Eucaristía, Bautismo. Vino nuevo significa acceder a Jesús por medio de María. Vino nuevo quiere decir: “adveniant regnum tuum, adveniat per Mariam”.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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