03 enero, 2011

Lunes 3 de enero de 2011.

Evangelio según San Juan 1,29-34.
Al día siguiente, Juan vio acercarse a Jesús y dijo: "Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
A él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo.
Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que él fuera manifestado a Israel".
Y Juan dio este testimonio: "He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: 'Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo'.
Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios".

---

¿Cómo fue posible que los que escucharon a Juan el Bautista no corrieran inmediatamente para seguir a Jesús? ¿Acaso no fue suficiente lo que dijo Juan? Y si no estaba claro lo que había dicho, ¿por qué no preguntaron nada? Qué ironía, para las cosas del mundo somos astutos e inquietos, las dudas nos invaden y exigimos respuestas claras, pero para las cosas de Dios somos lentos y acomodados, las dudas también nos invaden pero simplemente las esquivamos.

Juan dijo: “éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” ¿por qué nadie se preguntó qué significaba aquello? ¿y si lo sabían, entonces por qué no lo siguieron?

Las señales de Dios en nuestra vida están constantemente guiando nuestros pasos. Dios no nos habla sino que nos grita en todo momento, sin embargo, seguimos como ciegos en el mundo. Constantemente nos preguntamos sobre qué debemos hacer y no escuchamos atentamente las palabras del Señor o de los enviados a anunciarlo.

Si vivimos nuestra consagración a la Inmaculada podremos escuchar mejor, porque ella se encargará de que nuestros oídos sean cada vez más parecidos a los de ella. Pero, ¿de qué sirve escuchar la voz del Señor si no tenemos la voluntad presta para obedecer? Creo que también necesitamos que la Inmaculada nos preste su corazón para amar a Jesús.,

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

No hay comentarios:

Search