12 enero, 2011

Miércoles, 12 de enero de 2011. Mc 1, 29-39

Al anochecer se agolpaba la gente en la puerta de la casa de la suegra de Pedro, el fin era que el Señor los sanara y efectivamente lo hizo con muchos, y a todos expresó su infinito amor.

Mi Señor, varias veces, también, se expresa que sanabas enfermos y expulsabas demonios, esa era tu cotidianidad, pero no solo te trasnochabas ejerciendo la caridad, sino que orabas, vivías en oración para llevar la Buena Nueva en comunión con el Padre y el Espíritu Santo, no necesariamente ibas donde los discípulos te decían que había gente, permanecías siendo "contemplactivo" en la Divina Voluntad.

Amadísima Virgen María, particípame del divino Querer y ayúdame a que el sí que le he dado al Señor sea perenne en el tiempo y en la eternidad, actuando según lo que quiera Dios de mi, y orando en todo momento. Amén

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