04 octubre, 2010

la benevolencia, signo del amor de DIOS EN NUESTRO CORAZÓN.

Como cristianos tenemos la certeza de la vida eterna, tenemos y guárdamos en el corazón la esperanza de algún día alcanzar el reino de los cielos, ahora la pregunta necesaria que nos plantea el evangelio del día de hoy, es QUÉ TANTO ESTAMOS TRABAJANDO REALMENTE POR ESTA ETERNIDAD?... muchos de nuestros actos son movidos por agradar a los demás, faltando al primero y mas importante de los mandatos para nuestra salvación AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS, Y AL PROJIMO COMO A SÍ MISMO, no más que a sí mismo, el amor al prójimo surge en la medida del amor a si mismo, no me refiero a un amor desordenado, o a un amor que pone por encima de todo el propio ego por el contrario el amor propio es amar en mí la imagen que voy viendo de CRISTO, en la medida de mi aceptación podré aceptar a los demás, en la medida de practicar la misericordia conmigo misma, podré tenerla con los demás, es por esto que aquel samaritano del evangelio se conmovió, de aquel hombre golpeado por los bandidos...
una excelente aplicación del evangelio, sería más que buscar obras buenas por hacer, sería no desperdiciar ninguna ocasión de ayudar que se nos presente, no desperdiciar las gracias de aplicar la misericordia que nos conede el SEÑOR...
pidámosle a María la gracia de no desperdiciar ninguna ocasión para amar, para ayudar, para ser pacientes, para agradar a DIOS.
totus tuus, oh María ego sum!.

No hay comentarios:

Search