06 octubre, 2010

Miércoles 6 de octubre de 2010. Lc 11, 1-4

especiales[1]

En el Padre Nuestro Jesús nos enseña a pedir el pan de cada día, no el pan de cada semana ni el pan de cada mes. Confiar en la providencia divina es cosa de todos los días, no de cada tanto.

El pan de cada día implica que este día por la noche ya no tendré pan para mañana, sin embargo, mañana llegará nuevamente el pan, no sé a qué horas, tal vez llegue a las 11.59 pm. pero llegará.

La confianza de los santos ha estado en la verdadera espera en el Señor. Espera sin afán, con confianza y agradecimiento, porque al fin de cuentas han dado gracias a Dios por aquello que les da y no como nosotros que muchas veces no damos gracias a Dios, porque esperamos algo diferente.

Qué bueno sería poder vivir con el pan de cada día y no con las reservas de nuestra desconfianza. Qué bueno sería vivir cada día la Consagración a nuestra Señora y ser capaces, como el Padre Kolbe, de hacerlo todo por Ella, la Inmaculada.

Danos Señor el pan de cada día. No me des el de mañana para que no confíen en mí sino en ti. Que mi única reserva sea el amor a la Inmaculada.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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