08 octubre, 2010

Viernes 8 de octubre de 2010. Lc 11, 15-26

 SanMiguelArcangel[1]

¿De qué sirve tomarse un medicamento para la tos y no cuidarse del sereno? Al final, el medicamento perderá su efecto y la tos aumentará. De la misma manera, si uno no tiene una conversión sincera y definitiva al final de cuentas será más difícil vencer las inclinaciones.

Si un demonio sale de uno y se va, lo más seguro es que haya un cambio de vida y una mejoría en la relación con Dios y con los demás y esas cosas (la casa barrida y organizada), pero cuando vuelva el demonio con otros 7 entonces habrá nuevamente una batalla. ¿Quién ganará? Pues obviamente el más fuerte. Y si uno no está definitivamente con Dios entonces perderá y todo será peor.

¿Cómo hacer para no ser vencidos? Pues estar con Dios. Si trato de luchar solo entonces perderá, pero si estoy con Dios jamás seré vencido. Por eso dice el mismo evangelio: « Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes».

Por lo tanto, si no estoy con Dios, estoy contra Dios. Si trato de luchar solo, perderé.

Madre Inmaculada, siempre tengo la tentación de luchar solo. Creo que por mis propias fuerzas seré capaz de vencer, pero en realidad siempre pierdo. Soy tuyo y no me puedes dejar dejarte.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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