11 abril, 2010

BENDITA DUDA QUE NOS MERECIÓ TAL CERTEZA


Lectio Divina. Sábado 10 de abril de 2010. Mc 16, 9-15

Dice San Gregorio Magno, homilia in Evangelia, 26. La razón de que tardaran en creer los discípulos en la resurrección del Señor no dependió tanto de su flaqueza, como de nuestra futura fortaleza, o por mejor decir, seguridad. ¿Qué otra cosa significa aquí la duda de los Apóstoles sobre la resurrección, que les fue demostrada con multitud de argumentos, que conocemos ahora nosotros por la Historia Sagrada, sino nuestra fe fortalecida en su duda?

Tres apariciones necesitó Jesús para que los once creyeran. Con la primera aparición destruyó en nosotros la primera inclinación desordenada: la concupiscencia de los ojos. Con la segunda aparición destruyó en nosotros la segunda inclinación desordenada: la concupiscencia de la carne. Finalmente con la tercera aparición destruyó en nosotros la más feroz de las malas inclinaciones: la soberbia.

Fue tal este triunfo sobre las pasiones del hombre que ahora tenemos todos los elementos suficientes para vencer al mundo, al Demonio y a la carne; pero para ello es necesario que batallemos todos los días en esta pugna espiritual.

¿Qué más tiene que hacer Dios por nosotros para que nos volvamos hacia Él?

Nos entregó a su Hijo, el cual se sometió a la muerte en la cruz.

No siendo suficiente con su muerte, Dios se quedó en la Santísima Eucaristía.

No siendo suficiente con la muerte en la cruz, y con la Eucaristía, Dios nos dejó a su Madre.

No siendo suficiente con su muerte, con la Eucaristía, con su Madre, Dios nos envió el Espíritu Santo.

No siendo suficiente con su muerte, con la Eucaristía, con su Madre y con el Espíritu Santo, Dios resucitó y nos prometió la resurrección de la carne.

No siendo suficiente con su muerte, con la Eucaristía, con su Madre, con el Espíritu Santo y con la promesa de la resurrección, Dios nos dejó los demás sacramentos y con ellos a la Iglesia.

(Cuando digo que "no fue suficiente" me refiero a que quiso dar más que eso, no porque no fuera suficiente, sino porque su amor lo movió a mucho más)


Gracias Dios.


Dice San Gregorio Magno, homilia in Evangelia, 21. Así como Sansón no sólo salió de Gaza a medianoche, sino que se llevó las puertas, así resucitando antes del día nuestro Redentor no solamente salió libre del infierno, sino que también destruyó sus barreras. San Marcos dice que el Señor lanzó siete demonios de María, y ¿qué significan estos siete demonios sino los todos los vicios del mundo? Porque así como se comprende todo el tiempo en siete días, se comprenden o representan todas las cosas en el número siete. Por eso los siete demonios que tuvo María significan todos los vicios de que estuvo llena.

Gabriel López

1 comentario:

Jessica Restrepo dijo...

QCD?

Buena y necesaria la aclaración que está en paréntesis!

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