08 abril, 2010

Jueves 8 de abril de 2010. Lc 24, 35-48.

Dice Jesús en Mateo 12, 36: «Cuantas veces os he querido reunir como la gallina reúne a sus polluelos bajo sus alas…».

¿Se imaginan el susto de los pobres discípulos de Jesús? De repente se apareció y les habló como si nada… ¡pobres hombres! ¡no entiendo cómo no empezaron a gritar! Si en el pasaje de Juan cuando Jesús caminó sobre las aguas casi se mueren del susto, ¿cómo habrá sido el impacto al verlo resucitado?

Por esta razón Jesús primero lleva la paz la tranquilidad y después lleva su mensaje de resurrección: «"Paz a ustedes", quedaron atónitos y asustados, pensando que veían algún espíritu, pero él les dijo: "¿por qué se desconciertan? ¿cómo se les ocurre pensar eso?".», y luego les muestra sus llagas y come.

¿Acaso no les dijo Jesús que los vería en Galilea? ¿Qué paso con Jesús, cambió de parecer y adelantó su manifestación? ¿Por qué?

Tenemos, pues, tres elementos: Primero: adelanta su manifestación (que debía ser en Galilea). Segundo: presenta primero la paz. Tercero: presenta la resurrección.

Al respecto nos dice San Ambrosio:
«Creo que fue muy conveniente que Jesús anunciase a sus discípulos que le verían en Galilea pero se presentó antes, cuando estaban reunidos, porque tenían miedo».

Y un expositor Griego. «Y esto no representa la transgresión de una promesa, sino más bien el cumplimiento adelantado y la manifestación de su bondad, ya que quería animar la pusilanimidad de sus discípulos».

Increíble ¡Jesús cambió sus planes porque tenían miedo! Dios nos mira con corazón de Madre; se tomó la molestia de adelantar su manifestación en Galilea porque quiso consolar a sus hijos que estaban espantados. ¿No será que lo mismo sucederá al final de los tiempos? «Adveniat regnum tuum, adveniat per Mariam».

Gracias Señor por adelantar tu venida. Gracias porque nos ves como hijos pequeños e indefensos. Gracias porque nos ves asustados y corres a nuestro encuentro: «Él te librará de la red del cazador, de la peste funesta. Bajo sus alas te refugiarás» (Salmo 90).

Gracias porque nos viste tan asustados que nos dejaste a María —Dichoso susto que nos mereció tal madre—.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

Gabriel López

2 comentarios:

Anónimo dijo...

" DICHOSISIMO SUSTO " DIOS TE BENDIGA GABO.

Anónimo dijo...

" DICHOSISIMO SUSTO " DIOS TE BENDIGA GABO.

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