12 abril, 2010

Lunes 12 de abril de 2010. Jn 3, 1-8

Nicodemo, hombre sincero, visitaba a Jesús de noche. Seguramente tenía miedo, pero se sentía atraído por las enseñanzas de Jesús. Sabía que era un enviado de Dios y por eso, en contra de los demás fariseos, lo visitaba.

Nicodemo le dijo a Jesús: «sabemos que has venido de parte de Dios como maestro» ¿Quiénes sabían? ¿se está refiriendo a los fariseos? Seguramente que sí. En el fondo todos sabían que Jesús venía de parte de Dios, porque nadie podía hacer los prodigios que Jesús hacía si no era enviado por Dios. Además, jamás encontraron pecado o actitud incorrecta en Jesús.

¿Cómo se reconoce a Dios y a sus obras? Se le reconoce por medio de sus huellas. Las obras de Dios son las huellas que quedan después de que él ha obrado. La creación es la huella del creador: «por los frutos los conoceréis». Por lo tanto, Nicodemo ha visto las "huellas" y ha encontrado a Dios.

Jesús le dice: «En verdad te digo que nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de nuevo desde arriba.». ¿Qué es nacer de nuevo? El bautismo. ¿Por qué tiene que ser así? Por una razón antropológica:

EL HOMBRE ES UN PUENTE ENTRE EL MUNDO ESPIRITUAL Y EL MUNDO MATERIAL. El hombre es el único ser que es medio BESTIA y medio ÁNGEL. Bestia porque es un animar y ángel porque tiene alma creada a imagen y semejanza de Dios. Por lo tanto, el nacimiento de la carne es el nacimiento de la bestia, pero el nacimiento del Espíritu es el nacimiento del "ángel", es decir, de la vida sobrenatural. Si no hay bautismo la vida sobrenatural no puede nacer… Por eso el bautismo es agua y Espíritu. El agua representa lo material y el Espíritu representa lo eterno.

No quiere decir con esto que es necesario el bautismo para que tengamos alma, sino que el Bautismo es un nacer voluntario a esa vida eterna y bienaventurada con Dios. Nadie puede entrar en el Reino de los Cielos si no nace de nuevo, es decir, elegir libre y voluntariamente a Dios.

Dice San Agustín, ut supra. «Y Nicodemo era del número de los que creyeron pero que aún no habían renacido, por esto venía de noche. Los renacidos por el agua y el Espíritu Santo oyen aquellas palabras del Apóstol: "Fuisteis en otra época tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor" (Ep 5,8) Haymo. Se dice muy oportunamente que vino de noche, porque oscurecido en las tinieblas de la ignorancia, aún no había llegado a alcanzar la luz necesaria para creer perfectamente que Jesús era Dios. La palabra "noche", en la Sagrada Escritura, se pone muchas veces en lugar de ignorancia. Por esto añade: "Y le dijo: 'Rabbí: sabemos que eres Maestro venido de Dios'". Es bien sabido de todos que en hebreo la palabra Rabbí quiere decir maestro. Le llamaba Maestro y no Dios, porque creía que había sido enviado por Dios; y sin embargo, como se ha dicho, no le reconocía como Dios.».

Gabriel López

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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