15 abril, 2010

Jueves 15 de abril de 2010. Jn 3, 31- 36

La verdadera vida está en la vida eterna. No niego la realidad de la vida en que estamos, sino que afirmo la realidad de la vida futura. Esta vida es pasajera, tiene un límite. ¿Por qué será tan difícil creer en la vida eterna? ¿Por qué el mundo de hoy niega la eternidad del alma? ¿Por qué los hombres de este mundo nos empeñamos en creer que Dios no condena a nadie"?

Nos estremecemos ante la imagen de un Dios JUSTO. Todos pretendemos creer que Dios es sólo misericordia y que todos nos vamos a salvar sin mérito alguno. Y paradójicamente, al creer eso, se quedan con el Dios que condena y hacen a un lado la vida: «El que cree en el Hijo vive de vida eterna, pero el que se niega a creer en el Hijo se queda con el Dios que condena: nunca conocerá la vida.»

Aceptar el testimonio es reconocer que Dios es veraz (cf. Jn 3, 33). ¿Qué quiere decir esto? Preguntémosle a María y ella nos responderá:

«Reconocer que Dios es veraz es creer en él como Dios, es aceptar su voluntad y unir la voluntad propia con la de Él. Es aceptar sus promesas y cumplir los mandamientos. Reconocer que Dios es veraz es decir FIAT MIHI SECUNDUM VERBUM TUUM 'hágase en mí según tu palabra' y hacer de la vida una alabanza continua a Dios. PROCLAMAR CON EL ALMA las grandezas del Señor.»

Gracias Señor por mostrarnos el camino más perfecto para llegar a ti: Panagia (la toda Santa. Así le decían los Padres de la Iglesia a María)

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

Gabriel López

Dice Crisóstomo, In Ioannem hom., 30. No dice aquí que es bastante creer en el Hijo para obtener la vida eterna, puesto que El dice en otro lugar: "No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos" (Mt 7,21) Y además, refiriéndose a la blasfemia contra el Espíritu Santo, la juzga suficiente por sí sola para llevar al infierno. Y si alguno cree en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo, no pensemos que esto es bastante para alcanzar la salvación. Necesitamos también de una vida buena y de costumbres rectas. Además, conociendo que muchos no se dejan llevar tanto por la promesa de los beneficios como por el riesgo de sufrimientos terribles, concluye su discurso diciendo: "Mas el que no da crédito al Hijo, la ira de Dios estará sobre él". Véase cómo refiere al Padre lo que dice respecto del castigo2, porque no dijo que la ira del Hijo de Dios (aun cuando éste sea juez), sino que citó al Padre como juez, queriendo aterrarlos más. Y no dijo "estará con él", sino "sobre él", dando a conocer que nunca se separará de él. Y para que no se crea que habla de la muerte temporal, dijo: "No verá la vida".

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