25 abril, 2010

Domingo 25 de abril de 2010. Jn 10, 27-30 (GL)

«Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco» dice el Señor. ¿Somos verdaderas ovejas de Dios?

Para ser auténticas ovejas de Dios hay que escuchar su voz, pero ¿cómo podemos escuchar su voz si ya no está con nosotros de la misma forma que estuvo hace 2000 años? Bien sabemos que Jesús está presente en la Santísima Eucaristía y que también está presente donde «dos o más se reúnen en su nombre», pero no lo podemos ver y no le podemos hablar de la misma manera que lo haríamos con un transeúnte. Entonces ¿cómo podremos escuchar su voz si no escuchamos voces?

Esto quiere decir que la "voz" de la que habla el evangelio no es una voz producida por las ondas mecánicas (sonidos) sino que es otro tipo de voz, ¿cuál es, entonces, esa voz?

Hay varias posibilidades:

  1. Las Sagradas Escrituras: si fueran las Sagradas Escrituras (solas) entonces los protestantes y los ateos que leen la Biblia también escucharían su voz. Es más, esa voz sería contradictoria porque unos cristianos creen una cosa y otros otra completamente diferente. Por lo tanto la "voz" no son las Sagradas Escrituras.
  2. La oración: si fuera la oración (sola) entonces los New Age que invocan a Cristo escucharían su voz, y bien sabemos que no es así.

Entonces ¿dónde escuchamos la "voz" del buen Pastor?

  1. La única solución posible es LA IGLESIA. Si Cristo no habla a través de la Iglesia, entonces Cristo no habla. Para escuchar al Buen Pastor hay que escuchar a la Iglesia, porque ésta interpreta las Sagradas Escrituras y nos enseña a orar. Porque ésta (la Iglesia, esposa del Cordero) tiene, en la cabeza del Papa, la potestad para "atar y desatar". Porque ésta tiene el Magisterio, el cual interpreta la Palabra de Dios, contenida en la Tradición y en las Sagradas Escrituras.

Por lo tanto: QUIEN ESCUCHA A LA IGLESIA ESCUCHA LA VOZ DEL BUEN PASTOR Y ÉL LO LLAMARÁ POR SU Y NADIE JAMÁS LO ARREBATARÁ DE SU MANO.

Todo por la Inmaculada, Nada sin Ella.

Gabriel López.

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