24 abril, 2010

Sábado, 24 de abril de 2010. Juan 6,60-69 (JR)

Si viéramos a Jesús ascender, ¿creeríamos? Cada misterio de la vida de Jesús se entrelaza con el otro, se nos revela en plenitud, vemos que su dignidad de Hijo de Dios se manifiesta constantemente, por lo tanto, al acercarnos a la Eucaristía, por gracia de Dios, es que podemos vislumbrar, conocer y amar a Jesús.

Quizás el hecho de que los discípulos se alejaran, fue fruto de una construcción progresiva, es decir, nadie se echa para atrás de la noche a la mañana, ellos desde el inicio empezaron a dejar filtrar en su alma pensamientos de duda, y no le manifestaron a Jesús sus debilidades, no le suplicaron sino que no reconocieron su fragilidad, hoy Pedro nos enseña –igual que en otro pasaje-- que le pidamos fe, que le digamos con convencimiento “Tú tienes palabras de vida eterna”.

Jesús, ¿a quién vamos a acudir?, te necesitamos, somos frágiles y débiles, nos cuesta vigilar, orar, por lo tanto te expresamos nuestra miseria, para que nos formes y nos aumentes la fe.

Santa María, ruega por nosotros. Amén.

Jessica Restrepo S.

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