22 abril, 2010

Jueves 22 de abril de 2010. Jn 6, 44 (GL)

«Nadie viene a mí si no lo atrae el Padre que me envió» Para entender el misterio Eucarístico es necesario ser enviados por el Padre, ¿pero será que el Padre podría negarle su bendición a alguien para que comprenda el misterio escondido detrás de las especies eucarísticas? Claro que no. Entonces ¿cuál es el problema? Que el que no ve a Cristo en la Eucaristía no lo ha querido ver.

«Yo soy el pan vivo bajado del cielo, quien come de este pan vivirá para siempre» Aquí enmudezca toda lengua, aquí callen todas las voces, ¿quién podrá comprender todo el significado de estas palabras tan consoladoras? ¡Tenemos un alimento espiritual que nos garantiza la vida eterna! ¿por qué sigo tan apegado a los alimentos terrenos y no me vuelco en contemplación y adoración a la Santísima Eucaristía? Tengo que estar loco, pues no soy santo.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella

Gabriel López

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