23 junio, 2010

Evangelio Según San Mateo 7, 15 - 20

"...por sus frutos los conoceréis.." eso es lo que nos dice el Señor en este día, y pues me invita de modo particular a cuestionarme sobre este importante hecho. ¿Acaso soy un árbol que puede dar buena cocecha, soy ese árbol del cual los demás pueden tomar sus frutos y comerlos para alimentarse de manera saludable y adecuada? es difícil saber a qué clase de árbol se pertenece, pues, fácilmente podría decir que al bueno, si sé que "no mato, no robo, no hago mal a nadie, hago el Sto Rosario por la conversión de los pecadores todos los días y a veces voy a servir a un retiro o algún apostolado..." pero hasta qué punto llega a ser ese el árbol a que Jesús se refiere en el Evanegelio, cómo saber si en verdad estos actos que hago no son por el contrario como llevar leña al fuego?...

Es importante que seas Tú, Señor, quien nos guíe, quien nos enseñe a ser verdaderos árboles de buenos frutos y no por el contrario quien lleve las ramas a quemarse a la hoguera, pues así como Tú, quiero poder ser un árbol agradable al Padre, que de tantos frutos de amor, misericordia y servicio que puedan llevarse a Él para que se goce comiendo de ellos en cada momento.

María, que buen fruto nos diste, ese, que con su semilla plantó el árbol de la Vida Eterna, planta y cultiva en nosotros ese buen árbol para que tomemos de Él sus frutos y así alimentados por el mismo demos también grandes frutos a la humanidad. Amén

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