26 junio, 2010

Junio 26 2010 Mt 8, 5-17 AA

"Señor no soy quien para que entres bajo mi techo, basta que lo digas y mi criado quedará sano" Esta es la frase que le dice el centurión a Jesús cuando Él accede a curar a su criado que está muy enfermo, el Señor en su infinita bondad y misericordia acepta sanarlo y quiere ir a la casa de él a sanarlo sin embargo es tal la fe del centurión que le dice que solo lo debe ordenar desde allí y él sabe que pasará, que fe tan grande y nuestro Señor nos la pone como ejemplo pues dice que en Israel no hay nadie con esa fe. La fe es la confianza en Dios, es una confianza tal en su misericordia y en su poder divino, es necesario pedirle a Dios nos conceda la virtud teologal de la fe, siendo la convicción de tener lo que no se tiene o ver lo que no se ve.

La fe parte de la respuesta libre del hombre a la acción de Dios en la vida del mismo. En este sentido es necesario tener una fe que sea firme que se funde en la roca que es Jesucristo. Además la fe también se convierte en un fruto del Espíritu Santo pues cuando el espíritu santo llega a los corazones de sus fieles les da virtud de la fe para que la palabra de Dios entre con más facilidad en el corazón y se quede allí.

Es necesario que el hombre responda al llamado de Dios con alegría y esperanza pues en esto consiste nuestra fe responder a una revelación de Dios a su auto revelación que llevó a la plenitud con Jesús.

¡A ti madre querida, enséñanos a amar!

"Ad Maiorem Dei Gloriam per Mariam"

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