08 junio, 2010

Martes, 08 de junio de 2010. Mateo 5, 13-16 JR

La sal debe servir para salar, no para ser insípida, pero… ¿cómo nos damos cuenta de que la sal no es insípida? Para los que no conocemos suficientemente este mineral, aparentemente nos parecería sal, nos daríamos cuenta de su sabor solo al probarla, al mirar su capacidad de salar los alimentos; igualmente, nos damos cuenta si estamos cumpliendo nuestra función y misión en la respuesta que damos en el momento de la prueba y en los frutos del apostolado.

La luz de una vela es más fuerte en la medida del candil, en el tamaño del pabilo, según la cantidad de cera que tenga; la luz de un bombillo durará según el material del que este esté elaborado y de acuerdo a la corriente eléctrica que reciba, la luz de nuestras buenas obras irradiará en la medida de nuestra vida interior y unión con Cristo, en la medida que reconozcamos que ésta no proviene de nosotros, depende de nuestra docilidad a la Virgen María, que es el molde de Jesús, necesita de una profunda relación con Quien es la Luz, Quien descubre los corazones, Quien da eficacia de la palabra, Quien es la Palabra.

Mamá, tú que permaneciste unida a Jesús, ayúdanos a permanecer unidos a la vid, al Amor de los amores, que seamos dóciles a las mociones del Espíritu Santo, que realmente seamos luz por, con, para y en la Luz.

Jessica Restrepo s.

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