07 junio, 2010

LUNES 7 JUNIO “LAS BIENAVENTURANZAS” Mt 5, 1-12 AA

El evangelio de hoy nos trae a colación las Bienaventuranzas que como dicen son el evangelio del evangelio, es decir el corazón del evangelio. Estas son el código de vida del Cristiano, pues en ella se encuentran la manera de afrontar la realidad del Bienaventurado, y además no excluye de la realidad beatifica a los que sufren y los marginados, sino que por el contrario hay promesas para los hijos de Dios que sean fieles a Él y a los que a ejemplo de Jesús que fue manso y humilde de corazón busquen vivir conforme estas dos virtudes.

Dichosos los pobre de espíritu dice el Señor, y la característica de esa pobreza se encuentra en el sentirse necesitado de Dios, en el reconocer nuestra debilidad y como Santa Teresita del niño Jesús seguir el camino de la niñez espiritual, el cual se caracteriza por reconocerse como un niño en brazos de su Padre Dios, el cual, debe guiar y proteger al hijo, y es Él el que estará presto a darle todo lo que el niño necesita. Es demasiado importante esta Bienaventuranza pues en ella está la presencia real de la humildad de Jesús, sólo los Pobres de Espíritu logran descubrir la riqueza de lo espiritual y logran reconocer lo que verdaderamente es importante, de algún modo se reconocen y desconfían de sí mismo para poner toda su confianza en Dios, pues el espíritu llega con el don de la Sabiduría para colmar todos sus fieles.

¡Qué difícil es tener un corazón pobre de Espíritu! en estos tiempos de tanta ostentación en todos los campos del hombre, sin embargo alguien nos podría ayudar en esta tarea, ¿Quién? La santísima Virgen María la cual fue pobre de espíritu, la cual en todo momento estuvo al lado del hijo siendo incluso ella el bastoncito de Dios que se hizo hombre. Ella la llena de gracia nos llene de la gracia de la pobreza de Espíritu.

¡A ti madre querida, enséñanos a amar!

"Ad maiorem Dei gloriam per Mariam"

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