29 junio, 2010

Mt 16, 13-19 AA

"Dichoso tu Pedro… porque esto no te lo ha revelado la carne sino mi Padre que está en el cielo" son las palabras de Jesús a Pedro el apóstol, la roca donde él ha querido fundar la iglesia, su iglesia, no mil Iglesias, pues es importante que la verdad quede custodiada en una base, la cual es esta (cf 1 Tim 3, 15). El Señor le hace la promesa a esta fundación de la Iglesia que ni las puertas del infierno la podrán destruir, pues estará custodiada por el Espíritu santo que a pesar de los errores humanos sabe obrar en la historia del hombre mostrando así la historia de la salvación que se remite al cumplimiento y fidelidad de Dios con su pueblo a pesar de la infidelidades de este.

El Señor nos ama con un amor misericordioso un amor eterno y este amor se quiso expresar en la Iglesia la cual administra los sacramentos que nos acercan más a Dios, por tanto así Jesús decide quedarse en la Eucaristía en la hostia sagrada la cual reposa en los sagrarios del mundo entero. Además le da la llaves del Reino pues Jesús dueño de la casa real puede disponer y dejar encargado de la llaves a quien quiera y lo pone a él para que sea el "mayordomo" de su reino.


 

¡A ti madre querida, enséñanos a amar!

"Ad Maiorem Dei Gloriam per Mariam"

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