22 agosto, 2010

Domingo, 22 de agosto de 2010. Lc 13,22-30.

Aquella persona del evangelio pregunta sobre cuántos se salvan y Jesús responde el cómo nos salvamos, será que ¿el Señor no entendió la pregunta? De ninguna manera, Él, que es la Sabiduría encarnada entendió a profundidad aquel cuestionamiento, y por lo tanto quería enseñar la verdadera Vida Eterna, para que no tenga que respondernos Dios: “No sé de dónde son ustedes”.

¿De donde somos? No podremos decir que de Medellín, de Colombia, de lazos, sino en el juicio debemos decir que somos del Reino de Dios, del ejército de María, pero no pronunciarlo con palabras, sino con los actos, pasando por el mundo haciendo el bien.

Mamita, mi patria es el Cielo, muéstrate en mi para que desde ya habite en el cielo, en el hogar de Nazaret, donde Reine Cristo por siempre, en mi cuerpo, en mi alma, en mi ser, en mi corazón, en mis actos, en mi entorno. Amén.

San Gregorio, 11, Moral., cap. 28. super Iob 14,2. Antes de hablar de la entrada de la puerta estrecha, dice: "Porfiad", porque si no se excita el fervor del alma, será imposible dominar las olas del mundo, que siempre hunden al alma en el abismo

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