08 agosto, 2010

Domingo, 8 de agosto de 2010. Lc 12, 32-48

Este evangelio empieza hablando de las riquezas y termina hablando de la exigencia de la fe, y ¿cómo se relaciona esto?

La mayor riqueza es Dios, y ésta no es robada por ladrones porque los enemigos del alma no nos pueden obligar a pecar, pero si se puede perder en la medida en que perdemos la vigilancia y empezamos a confiar en nosotros mismos, cuando no tenemos la lámpara encendida ni se hace guardia.

Pensemos ¿Cómo me ve Dios en cada momento? ¿Qué hago para alcanzar la gracia de la perseverancia? Definitivamente quien cumplió la Voluntad del Señor, quien es el consuelo de Dios, es quien nos ayudará, si Mamá, eres quien guarda nuestros bienes espirituales y materiales, el valor meritorio, satisfactorio e impetratorio, pues sin ti hace rato estuviera condenada. Gracias María. Totus tuus.

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